En 2025 quedó claro que México sigue siendo altamente vulnerable a los ciclos globales, precisamente porque su base productiva es estrecha y su inversión —públiEn 2025 quedó claro que México sigue siendo altamente vulnerable a los ciclos globales, precisamente porque su base productiva es estrecha y su inversión —públi

Las lecciones de 2025 que México no puede darse el lujo de ignorar

El año 2025 no pasará a la historia por una gran crisis puntual, sino por algo quizá más inquietante: la confirmación de que el modelo de crecimiento que México ha seguido durante décadas ya no es suficiente. Las señales estuvieron ahí todo el año, dispersas pero persistentes, y hoy forman un patrón claro. De cara a 2030, ignorarlas sería un error estratégico.

La primera lección es incómoda para la narrativa oficial, pero ineludible: la estabilidad macroeconómica no produce crecimiento por sí sola. México logró mantener inflación controlada, disciplina fiscal y un tipo de cambio relativamente estable, pero eso no se tradujo en dinamismo económico ni en empleos suficientes y de calidad. Como han advertido de manera reiterada los informes de la OCDE, sin inversión sostenida y sin aumentos claros de productividad, la estabilidad termina siendo una administración ordenada del estancamiento.

El problema no es menor. Un país que crece poco no solo genera menos empleo, sino que pierde capacidad de maniobra frente a los choques externos. En 2025 quedó claro que México sigue siendo altamente vulnerable a los ciclos globales, precisamente porque su base productiva es estrecha y su inversión —pública y privada— sigue siendo insuficiente. La estabilidad es condición necesaria, pero nunca fue una estrategia de desarrollo.

La segunda gran lección tiene un nombre que se repite con entusiasmo en discursos y presentaciones: nearshoring. Durante 2025 se confirmó que México está bien posicionado en la reconfiguración de las cadenas globales de valor, impulsada por tensiones geopolíticas, costos logísticos y la rivalidad entre Estados Unidos y China. Sin embargo, también quedó claro que el nearshoring no es un premio automático, sino una oportunidad que puede desperdiciarse. La CEPAL ha sido particularmente clara en este punto: sin política industrial, sin infraestructura energética suficiente y sin integración de proveedores nacionales, el nearshoring corre el riesgo de convertirse en una colección de enclaves productivos con bajo impacto territorial. Plantas sí, pero capacidades no. Exportaciones sí, pero poco valor agregado local. México ya vivió esa historia y no debería repetirla.

La tercera lección atraviesa todos los debates actuales, aunque todavía no ocupa el centro de la agenda pública: la inteligencia artificial ya está transformando el mercado laboral, incluso antes de que exista una regulación clara o una estrategia nacional de adopción. En 2025, la IA avanzó de forma desigual, concentrándose en grandes empresas y sectores específicos, mientras las pequeñas y medianas quedaron rezagadas.

Para un país donde más de la mitad del empleo es informal, este proceso encierra un riesgo evidente. Sin políticas masivas de capacitación, reconversión laboral y educación digital, la automatización no solo puede desplazar empleos, sino profundizar la desigualdad existente. La tecnología no es neutral: amplifica lo que ya existe. Y en México, lo que existe es una brecha profunda entre productividad y bienestar.

De ahí surge una cuarta lección que incomoda a los defensores del minimalismo estatal: el regreso del Estado no es ideológico, es práctico. En 2025, las economías que mejor enfrentaron la incertidumbre global fueron aquellas con instituciones capaces de coordinar inversión, financiamiento, energía, innovación y desarrollo regional. No se trata de que el Estado sustituya al mercado, sino de que deje de ser un espectador pasivo.

Para México, esto implica fortalecer la planeación de largo plazo, modernizar la banca de desarrollo, alinear la política educativa con la transformación productiva y asumir que la transición digital no ocurre sola. La ausencia de Estado no genera eficiencia; genera fragmentación.

Finalmente, 2025 dejó una lección que suele subestimarse en los análisis económicos: sin cohesión social no hay estrategia de futuro. El bajo crecimiento, combinado con informalidad persistente y empleos precarios, erosiona la confianza en las instituciones y limita la viabilidad política de cualquier proyecto de transformación. La reducción de la informalidad no es solo una política social; es una condición para elevar productividad y sostener el crecimiento.

Mirando hacia 2030, México se encuentra ante una disyuntiva histórica. Puede seguir reaccionando de manera fragmentada a los cambios globales o puede construir una estrategia clara que articule inversión, tecnología, desarrollo regional y bienestar social. Las lecciones de 2025 no garantizan el éxito, pero ignorarlas sí garantiza el rezago.

En un mundo cada vez más fragmentado, tecnológico y competitivo, el mayor riesgo para México ya no es equivocarse. El mayor riesgo es no decidir.

Oportunidad de mercado
Logo de ELYSIA
Precio de ELYSIA(EL)
$0.002154
$0.002154$0.002154
-4.56%
USD
Gráfico de precios en vivo de ELYSIA (EL)
Aviso legal: Los artículos republicados en este sitio provienen de plataformas públicas y se ofrecen únicamente con fines informativos. No reflejan necesariamente la opinión de MEXC. Todos los derechos pertenecen a los autores originales. Si consideras que algún contenido infringe derechos de terceros, comunícate a la dirección service@support.mexc.com para solicitar su eliminación. MEXC no garantiza la exactitud, la integridad ni la actualidad del contenido y no se responsabiliza por acciones tomadas en función de la información proporcionada. El contenido no constituye asesoría financiera, legal ni profesional, ni debe interpretarse como recomendación o respaldo por parte de MEXC.