Uno de los aspectos más fascinantes documentados por el telescopio Gemini North en Hawái es el cambio cromático del cometa. Originalmente observado con un tono rojizo, 3I/ATLAS comenzó a emitir un brillo verdoso a medida que se acercaba al calor solar. Este fenómeno se debe a la sublimación de moléculas de carbono diatómico (C2). Cuando estas partículas son excitadas por la radiación ultravioleta del Sol, liberan luz en el espectro verde. Este cambio de color es un indicador visual de que el “corazón” helado del cometa está liberando materiales que han estado preservados durante miles de millones de años.
El calendario astronómico marca el 19 de diciembre de 2025 como la fecha clave de este evento. En este día, 3I/ATLAS alcanzará su punto de mayor proximidad a la Tierra, situándose a unas 1,8 unidades astronómicas (aproximadamente 270 millones de kilómetros). Aunque esta distancia equivale a casi el doble de la separación entre la Tierra y el Sol, es lo suficientemente cerca para que los observatorios terrestres y espaciales realicen mediciones de alta precisión. La NASA y la ESA han subrayado que, pese a la espectacularidad del evento, el cometa no representa ningún riesgo de colisión con nuestro planeta.
A diferencia de los planetas o cometas locales que siguen órbitas elípticas (cerradas) alrededor del Sol, 3I/ATLAS se desplaza en una trayectoria hiperbólica. Esto significa que su velocidad es tan extrema —alcanzando los 246.000 kilómetros por hora en su punto más cercano al Sol— que la gravedad solar no puede capturarlo. El cometa entró en nuestro sistema, realizó un giro alrededor de nuestra estrella y ahora se encamina hacia el espacio profundo. Una vez que abandone nuestro vecindario a finales de 2026, nunca más volverá a ser visto desde la Tierra.
La designación 3I/ATLAS responde a un código estandarizado por la Unión Astronómica Internacional. El número“3”indica que es el tercer objeto interestelar confirmado, mientras que la“I”corresponde a la categoría Interstellar. Finalmente,“ATLAS”rinde homenaje al programa de vigilancia financiado por la NASA que lo localizó. A diferencia de los cometas periódicos, como el Halley, este visitante no pertenece a nuestro sistema solar; es un “extranjero” que simplemente está de paso, ofreciendo una oportunidad única para estudiar materiales formados en otros rincones de la galaxia.
El cometa 3I/ATLAS fue detectado por primera vez el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopiosATLAS(Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) ubicado en Río Hurtado, Chile. Desde su avistamiento inicial, los astrónomos notaron que su velocidad y trayectoria eran inusuales para los objetos que habitualmente orbitan nuestro Sol. El hallazgo no solo activó las alertas de la comunidad científica internacional, sino que confirmó que estábamos ante el tercer objeto de origen interestelar detectado en la historia, sumándose a los ya célebres ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).
El 3I/ATLAS (C/2025 N1) es el tercer objeto de origen interestelar confirmado en la historia, después de ‘Oumuamua y Borisov. Es un cometa activo, compuesto por un núcleo de hielo y polvo formado en un sistema estelar lejano. A diferencia de los cometas de nuestro sistema, sigue una trayectoria hiperbólica, lo que significa que viaja a una velocidad tan extrema (246.000 km/h) que la gravedad del Sol no puede retenerlo. Es un visitante fugaz que atraviesa nuestro vecindario cósmico una única vez antes de regresar al espacio profundo para siempre.
Aunque el 19 de diciembre de 2025 es su punto de mayor cercanía a la Tierra, su observación presenta desafíos específicos:

