Una historia cargada de mística, una franquicia con las luces de Nueva York y el poder económico como para construir cualquier dinastía. Sin embargo, para los Knicks nada resultó sencillo en los últimos 52 años. Hasta anoche, en Las Vegas, donde rompieron con la sequía de títulos al vencer a San Antonio Spurs por 124-113 para quedarse con la NBA Cup, el primer título que pueden acomodar en las vitrinas del Madison Square Garden desde 1973, cuando conquistaron el anhelado anillo del básquetbol más poderoso del planeta.
Después de más de medio siglo de maleficio, los Knicks volvieron a levantar un trofeo que gana tracción dentro de la NBA. El palmarés de franquicias ganadoras lo conforman grandes equipos como Los Angeles Lakers de LeBron James y Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo, a los que ahora se les sumó New York Knicks de Jalen Brunson con la conquista de la NBA Cup, una competencia que se instauró hace dos temporadas para intentar que la serie regular se haga menos tediosa. Y la corona fue nada menos que ante el gigante francés Victor Wembanyama, que sigue arrastrando lesiones y jugó con restricción de minutos y de suplente, jugó menos de 25 y llegó a los 18 puntos, pero no fue la solución y se le vio superado por Karl Anthony Towns.
Los Knicks era uno de los 21 equipos que, hasta anoche, no habían festejado un campeonato de la NBA, pero una de las 12 franquicias que tiene varios campeonatos. Sin embargo, también era la quinta organización con la sequía más larga de la competencia estadounidense.
Por lo tanto, el 16 de diciembre de 2026 quedará grabado tanto como aquel 10 de mayo de 1973, cuando los Knicks le ganaron a Los Angeles Lakers por 102-93, en el Forum de Inglewood. Fue un contundente 4-1 con jugadores como Holzman, Reed, Walt Frazier y Bill Bradley que dejaron con las manos vacías a Jerry West y marcaron el final del gran pivote de todos los tiempos, Wilt Chamberlain.
Para comprender mejor lo que significó para los Knicks anoche volver a celebrar, hay que tener en cuenta que no llegaron a las Finales de la NBA desde 1999, acortada por el cierre patronal. Los Knicks tuvieron un récord de 27-23 y terminaron un partido por delante de los Charlotte Hornets por el octavo puesto de la Conferencia Este. Ese equipo de los Knicks estaba liderado por Latrell Sprewell, Allan Houston, Patrick Ewing y Larry Johnson.
Tampoco pudieron acceder a las finales de conferencia desde la temporada 2000, cuando perdieron contra Indiana Pacers de Reggie Miller, Jalen Rose y el entrenador Larry Bird. Al no haber llegado a las finales de conferencia en un cuarto de siglo, tienen la sequía más larga de la NBA, sólo superada por Washington Wizards (46 años) y Charlotte Hornets (37 años).
Pero anoche, en Las Vegas, todo aquello parece haber quedado atrás. Porque la conquista de la NBA Cup es un estrella para la franquicia, aunque los puristas entienden que deberá confirmar su condición de equipo serie con la obtención del anillo, un camino que todavía es largo, ya que son 82 juegos de temporada regular y la postemporada. Pero para el base de los Knicks, Jalen Brunson o para el pivote Karl Anthony Towns ahora todo es un detalle, porque además de la gloria deportiva, cada jugador de la franquicia neoyorquina recibió un premio de 530.000 dólares.
“Cuando tienes la oportunidad de participar en un evento así y ser el último en quedar de pie y puedes levantar el trofeo, por supuesto que te lo tomas muy en serio. Y más cuando juegas para una franquicia icónica como Nueva York”, dijo Mike Brown, el entrenador de los Knicks.
Jalen Brunson, que fue elegido MVP del torneo, aportó 25 puntos y 8 asistencias, tras haber cerrado una planilla de 40 puntos en las semifinales contra Orlando Magic y 35 en los cuartos de final frente a Toronto Raptors, habló sobre la conquista de los Knicks: “OG Anunoby, Tyler Kolek, Jordan Clarkson y Mitchell Robinson dejaron la piel en la cancha. Dejaron la vida. Si no es por ellos, no ganamos“.

